El llamado lavado de dinero históricamente ha estado ligado al narcotráfico como derivación de las elevadas ganancias que dicha conducta criminal acarrea, en segundo término podemos referir la relación de dicha conducta criminal con todos los delitos de carácter económico, en especial aquellos que obtienen y requieren importantes recursos monetarios como la delincuencia organizada, fraude, corrupción, defraudación fiscal o terrorismo, siendo estas conductas criminales las más aceptadas en la relación con el lavado de dinero.
Como derivación de la globalización, en un marco unificador de mercados impulsado por una serie de transformaciones y avances económico, principalmente de carácter tecnológico, el lavado de dinero se ha erguido como un fenómeno producido del desarrollo socioeconómico, de la actividad financiera y de la globalización en los mercados, conllevando la evolución en la comisión de la conducta delictiva en mención, teniendo como consecuencia repercusiones y alarmas en la sociedad y en los órganos de gobierno.
Ante una evolución marcada de esta conducta delictiva es viable entender que con la introducción de nuevas formas de lavar dinero el propio concepto ha evolucionado como lo refiere (Martín Martín, 2017), al señalar como lavado de dinero el proceso por virtud de cual los bienes o recursos de origen delictivo, se integran en el sistema económico legal preferentemente por el sistema financiero, pero en todo momento con la intención fehaciente de aparentar haber sido adquiridos de forma lícita y justificada, con lo cual el delito tiende a conseguir que el sujeto obtenga el título jurídico que le proporcione la apariencia de legal, sobre todos aquellos bienes o recursos que proceden de una actividad delictiva previa. Como se observa este concepto atiende una aceptación de que ya no solo el sistema financiero es la forma de llevar a cabo la conducta delictiva, haciendo un acoplamiento a nuevas formas de lavar dinero, entre ellas las monedas virtuales.
Por lo anterior, es primordial referir aquellas características que dan connotación a los elementos criminales y sociales, mismos que se unen para dotar de elementos a la evolución del lavado de dinero y principalmente a los mecanismos de control de este.
La primera característica es El entorno social como generador de oportunidades del lavado de dinero, para ello atraemos un resumen de la explicación dada en este punto (España Alba, 2018) donde destacan actividad: a) la globalización de la economía mundial y los procesos de integración, que favorecen el movimiento de capitales; b) la supresión de los controles; c) la desregulación bancaria; d) el avance tecnológico en las técnicas y sistemas utilizados por el sistema financiero y bancario; y e) los paraísos fiscales, es decir, países que aplican regímenes fiscales de escasa o nula tributación, y por esta razón son utilizados por sociedades o particulares de otros países para depositar sus beneficios, lo que a su vez, proveen oportunidades para el lavado.
Como segunda característica tenemos la Extensión económica del lavado de dinero, las fuentes no son exactas en ningún caso, pero lo que no se puede negar son los altos niveles de dinero que este delito genera en nuestros días, la estimación más divulgadas por el Fondo Monetario Internacional, según las cuales los fondos objeto de lavado alcanzarían un monto de entre 2 y g5% del Producto Interno Bruto (PBI) mundial.
Punto fuerte dentro del entorno criminal y social es la Relación de la delincuencia organizada con el lavado de dinero, como una derivación de los delitos cometidos por estos grupos, los cuales genera una reintroducción de capitales en el ámbito lícito de la economía que permitirá consolidar al grupo delincuencial su manejo de actividades lícitas y con ello mantener y proyectar sus actividades mediante mecanismos de inversión a diversos plazos.
En este sentido el crimen organizado perpetua su estatus en la sociedad, al que se genera de forma sencilla por el poder adquisitivo que tienen. Como bien se explica (Fabián Caparros, 1988) es posible hablar con toda propiedad de hipótesis de blanqueo de capitales ajenos por completo a la dinámica de las organizaciones criminales y que, sin embargo, reúnen todos y cada uno de los rasgos que confieren una especial naturaleza al reciclaje de capitales.
Una característica más es Entorno Internacional, ya que ante un “marco global de generación del lavado de dinero”, el mismos solamente puede ser contrarrestado con un “marco global de medidas de control”, en el sentido de que, ante actos delictivos se debe reaccionar con la cooperación internacional en la persecución penal y la amortización de las legislaciones de los diversos países, buscando que entre las lagunas de cooperación por parte del los lavadores no se diseminen las estructuras que se utilizan para el lavado de dinero donde se complica a mayor estructura del grupo criminal los traspasos fronterizos.
Por su parte la Profesionalización del Lavado de Dinero, es un hecho que emerge de dos fenómenos: por un lado, la necesidad de lavar grandes cantidades de dinero y, por otro lado, que los sistemas implementados por las distintas jurisdicciones se han hecho más sofisticados y complejos de vulnerar. Por ello, resulta necesario recurrir a expertos que pueden minimizar el riesgo jurídico que pesa sobre los bienes (decomiso y utilización de estos como elementos probatorios del delito) contando con información acerca de los entornos institucionales que provean menos peligro de descubrimiento de su origen.
Debemos entender que la profesionalización atiende a las sofisticadas técnicas que deben ser utilizadas con la finalidad de evitar que las autoridades descubran el origen ilícito de los bienes, tales como redes de asesores, entramados nacionales e internacionales de empresas, entidades en diversos países, incluso en entidades financieras que operen bajo apariencia de legalidad, teniendo la obligación de evitar, las consecuencias penales que le son propias como el decomiso y, por otro lado generar la rentabilidad de los bienes lavados.
Diversas cuestiones pueden atender a la generación de lavado de dinero, pero como se observa es cuestión de adaptación por parte de los sectores empresariales en sus diversas áreas, respecto a la implementación de controles que permitan disminuir el riesgo de ser sujeto de utilización para una conducta criminal.
L.D. y M.D.F. Carlos Alberto Pérez Macías
Integrante de la Comisión de PLD del CCPM CDMX
carlos.perez@cydconsultores.mx
FUENTE: Veritas Online
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